Los profesores deben estar preparados para establecer los puentes entre la vida interior del alumno y su relación con los demás y su entorno, por lo que el reto es que el profesor aprenda poco a poco sobre el mundo interior del alumno; cómo asimila, cómo aprende. Este proceso requiere de observación y creatividad por parte del profesor para desarrollar así un sistema para enseñar; con lo que el maestro se adapta a la forma de aprender y no al revés por que es el alumno quien construye su propio conocimiento. No se trata, por tanto, del acto de enseñar sino de que el alumno aprenda, pues es este el objetivo.
¿Cuál es el futuro del aprendizaje de un alumno? reconocer su existencia en sus términos, no en los nuestros, hacer un trabajo específico adecuándose a la forma de aprender de éste.
El maestro debe intentar aprovechar al máximo el talento natural que tiene el alumno, de manera que pueda darle lo que necesita en su aprendizaje. Cada alumno necesita una atención distinta, lo que no significa que no pueda aprender, sino que el camino para llegar al mismo sitio es distinto.
A través de su manera de aprender, el alumno está diciendo cómo es él, cómo es su mundo interior: estoy aquí y quiero que veas quién soy, cómo siento. De ahí que el maestro tiene que adaptarse a su forma de aprender, no al revés.
Finalmente el profesor simplemente se encargará de guiar en el aprendizaje, ofrecer un ambiente adecuado, darle apoyo emocional e intervenir solamente cuando sea necesario permitiendo que el alumno logre un desarrollo integral.