Hoy te platicaré de un tío que, a mi parecer, nunca se hizo responsable del cuidado de sus hijos:
Cuando sus hijos eran niños y yo le decía "tío, tu hijo hizo esto o aquello", él respondía "déjalo, está chico, cuando crezca ya aprenderá", y sus hijos crecieron.
Para ese entonces, cuando le decía "tío, tu hijo hizo esto o aquello", él respondía "ya está grande, ya sabe lo que hace"...
Eso se oye dramático, inmaduro y extremo, pero es una historia real; y me atrevo a preguntarte ¿a ti qué te enseñaron tus padres? Es decir, ¿te explicaron el por qué de las cosas, o la razón para portarse de una manera u otra?
Muy probablemente NO, solo te dijeron algo como "eso no se hace", "pórtate bien", "no seas grosero"... pero ¿si eso no se hace, qué si se hace? ¿qué es portarse bien, o cómo sé que me estoy portando mal? ¿qué es ser grosero? Esto debería aprenderse durante las primeras etapas del desarrollo humano.
Se dice que la niñez es de los 3 años a los 12, la primera adolescencia de los 12 a los 15, la adolescencia media de los 15 a los 18 y la adolescencia tardía de los 18 a los 21.
Con la experiencia he aprendido que la madurez depende de diversos factores (contexto, círculo en que se interactúa, crianza que se recibe en casa, etc.) y se alcanza a los 32 años en promedio; tanto en hombres como en mujeres y no vamos a entrar en detalles como que si las mujeres maduran más rápido que los hombres, que hay personas que nunca maduran, etcétera.
Hoy quiero compartir contigo el siguiente postulado:
Si se le enseña a una persona el cómo y el por qué de las cosas, acciones, hechos y consecuencias, puede madurar a la temprana edad de los 25 años.
Según la wikipedia, la madurez psicológica es:
La edad o momento en el cual una persona adquiere buen juicio y prudencia, lo que implica: "autonomía", "conductas apropiadas a las circunstancias", "ponderación y equilibrio", "estabilidad", "responsabilidad", "cercanía afectiva", "claridad en objetivos y propósitos", "dominio de sí mismo".
Mi propuesta es: aprende el cómo y el por qué de las cosas, de las acciones humanas, de sus debilidades y virtudes y luego enseña. Enseña a tu familia, a tus hijos, sobrinos, personas menores; no pongas de pretexto las palabras de mi tío, pues eso es tan absurdo como si dijeras que no vas a mandar a la escuela a tu hijo y algún día, cuando crezca, sabrá leer y escribir...
Pero, SÍ, tenemos un obstáculo: ¿y dónde lo aprendo?
- Una muy buena primera opción es la filosofía
- Otra muy buena opción es la teología
- Hay excelentes libros y no me refiero a los libros que hablan de "como educar a tu hijo"; sino a libros de reflexión y análisis sobre el actuar del hombre...
- Tal vez la opción más fácil y lúdica es lo que ya hablamos en pasadas ocasiones: reúnete con tus amigos y compartan sus experiencias y conocimientos.
Analicemos un ejemplo que nos muestra una forma muy común de enseñar:
En una ocasión una de mis tías pretendía enseñar a lavar sus calcetines a uno de sus hijos, le puso los calcetines en el lavadero y le dijo: "héchales agua y jabón", luego le dijo: "ahora tállalos"; cuando mi primo le preguntó "¿ya o más?" mi tía le respondió: "más, que queden limpios"; despúes de un rato mi tía insistió: "ponles más jabón y tállalos más, que queden limpios ¿QUE NO VES?" y así sucesivamente...
Me di cuenta que al final, mi primo no entendió realmente lo que era lavar los calcetines, tampoco entendió lo que era limpio y sucio ni el cómo o por qué se le ponía jabón. A este tipo de enseñanza se le conoce como "enseñanza por recaderos", pues sucede eso, solo le vas pasando "recaditos" a la persona pero en realidad no le estás enseñando nada.
En este ejemplo, considero que una mejor manera de enseñar era mostrar al niño un calcetín limpio y uno sucio, luego decirle que al sucio hay que quitarle la mugre con agua y jabón; después mostrarle que el agua al principio solo es para mojar la prenda y con la prenda mojada se pueda usar el jabón, pues el jabón no se usa en seco. Después se le enseña cómo tallar y que el niño vea cómo desaparece la mugre y lo compare con el calcetín limpio... etcétera, etcétera, etcétera.
Otro ejemplo muy común es cuando le das algo a un niño y sus papás le espetan: "¿cómo se dice?" y el niño, que solo responde al condicionamiento dice: "gracias" pero NUNCA le enseñan lo que es la gratitud, nunca le enseñan a ver que la otra persona entrega algo de sí y que el sentimiento en reciprocidad es la gratitud.
Sí, si, ya sé que pondrás de pretexto que eso lleva más tiempo y que tu apretadísima agenda diaria (ironía) no te permite dedicarle a tu hijo o sobrino o nieto un espacio para la enseñanza, pero créeme, si lo haces, a la larga te será favorable, le será al futuro adulto beneficioso y a toda la comunidad en su conjunto.
Pero si tu ya eres un adulto y ni tus papás ni tus tíos ni tus abuelos están contigo para guiarte por que incluso, tal vez ellos mismos no lo sabían, pues a ellos no se lo enseñaron, entonces te queda aprender por tu cuenta. Y si estás pensando ¿para qué? pues te digo: para vivir mejor, para entender el cómo y por qué de las cosas, de las actitudes humanas, de sus debilidades y pasiones y saber perdonar, desprenderte, amar, y vivir en plenitud.
Cuando pongamos en práctica la propuesta anterior para que las futuras generaciones adquieran una madurez adecuada a temprana edad, tendremos ciudadanos libres, conscientes, responsables y solidarios que harán realidad sus sueños y aprenderán a vivir y disfrutar de la vida en armonía con los demás.